Almas dichosas.- Miguel de Cervantes

Almas dichosas que del mortal velo
libres y esentas, por el bien que obrasteis,
desde la baja tierra os levantasteis
a lo más alto y lo mejor del cielo,

y, ardiendo en ira y en honroso celo,
de los cuerpos la fuerza ejercitasteis,
que en propia y sangre ajena colorasteis
el mar vecino y arenoso suelo:

primero que el valor faltó la vida
en los cansados brazos, que, muriendo,
con ser vencidos, llevan la victoria;

y esta vuestra mortal, triste caída
entre el muro y el hierro, os va adquiriendo
fama que el mundo os da, y el cielo gloria.

Miguel de Cervantes
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
I, 40

El Quijote. Lo que se dice sobre el amor

1688aEl Quijote. Lo que se dice sobre el amor

No se anda Cervantes con especulaciones acerca de lo que provoca el sentimiento amoroso, así como sus consecuencias, cuando quiere hablarnos del amor: “la hermosura es la primera y principal parte que enamora” (II,58). Vengan luego otras virtudes y cualidades de la persona; pero la belleza física es lo que primero nos entra por los ojos y lo primero que desata nuestro interés y despierta la atracción. No quiere significar esto que el amor se instale con todo su ser en el alma de quien se extasía con la hermosura recién descubierta, pero sí parece ser ésta la llave que abre con suma facilidad la puerta a tal posibilidad. Y ya en el primer contacto visual se instalarán muchas imaginadas virtudes y muchos deseos sobre el ser de la persona admirada mucho antes de que tengamos ocasión de conocerla. Incluso, es más que probable, negaremos las señales que contradigan las expectativas sobre la idealizada personalidad quien viste la hermosura que nos cautiva.

6751934437_fbbed29ce1_bSe referirá Cervantes, siempre por boca de don Quijote, a la cualidad de la honra como la primera de las virtudes que, siendo adorno del alma, hace hermoso al amor. Y la honra se sostendrá, por supuesto, en la solidez de la buena fama. La belleza, y el tesoro no hollado de esa belleza, se presentará  como el motor que impulsará al fogoso e irrefrenable amor.

Pero no podemos ni debemos ignorar la fuerza violenta de la naturaleza irracional del amor cuando la ocasión se presenta, que, según Cervantes, será la misma ocasión la que busque y sirva a los principios de ese amor para ejecutar lo que desea. Y esta tal naturaleza hace que “el amor ni mira respetos ni guarde términos de razón en sus discursos” para alcanzar de este modo “la misma condición que la muerte, que así acomete los altos alcázares de los reyes como las humildes chozas de pastores, y cuando toma entera posesión de una alma, lo primero que hace es quitarle el temor y la vergüenza”(II,58) Sigue leyendo

Soneto a Clori.- Miguel de Cervantes Saavedra

Soneto a Clori

En el silencio de la noche, cuando
ocupa el dulce sueño a los mortales,
la pobre cuenta de mis ricos males
estoy al cielo y a mi Clori dando.

Y al tiempo cuando el sol se va mostrando
por las rosadas puertas orientales,
con suspiros y acentos desiguales
voy la antigua querella renovando.

Y cuando el sol, de su estrellado asiento
derechos rayos a la tierra envía,
el llanto crece y doblo los gemidos.

Vuelve la noche, y vuelvo al triste cuento
y siempre hallo, en mi mortal profía,
al cielo sordo, a Clori sin oídos.

Miguel de Cervantes.- Don Quijote de la Mancha, I Parte, capítulo 34.

En la novela de El Curioso Impertinente, Lotario lee sus poemas de amor a Camila en presencia de su marido Anselmo haciéndole creer que están dirigidos a otra dama llamada Clori. En este soneto se queja de celos sabiendo a su amada en otra compañía cuando llega la noche.

Yo sé que muero.- Miguel de Cervantes Saavedra

Yo sé que muero

Yo sé que muero, y si no soy creído,
es más cierto el morir, como más cierto
verme a tus pies, ¡oh bella ingrata!, muerto,
antes que de adorarte arrepentido.

Podré yo verme en la región de olvido,
de vida y gloria y de favor desierto,
y allí verse podrá en mi pecho abierto
cómo tu hermoso rostro está esculpìdo.

Que esta reliquia guardo para el duro
trance que me amenaza mi porfía,
que en tu mismo rigor se fortalece.

¡Ay de aquel que navega, el cielo escuro,
por mar no usada y peligrosa vía,
adonde norte o puerto no se ofrece!

Miguel de Cervantes.- Don Quijote de la Mancha, I Parte, capítulo 34.

Nota.- Soneto con ciertos ecos de Garcilaso

Mal agüero.- Julio González Alonso

55608143-los-árboles-de-mal-agüero-desde-la-oscuridad-colección-de-la-madera
Mal agüero
cuando grita el muchacho:
¡Nunca más la verás, nunca en tu vida!

Mal agüero
cuando corren los galgos
con tantos cazadores tras la liebre.

Dulcinea
sólo estará en tus lágrimas,
mordiscos de tu amor, llaga del tiempo.

Mal agüero
los lobos por la Mancha
del caballero andante derrotado.

¡Don Quijote,
no es cristiana la fe
que alimenta creer en los agüeros!

Las quimeras
huyen de la locura
como huye Dulcinea del Toboso
de tu sueño.

No hay caballero andante
por sierras ni por valles ni por trochas.

No hay pastor
en los montes, ni  ovejas ni pastoras.

Ya la muerte se acerca.
Duro está el alcacel para zampoñas.

González Alonso
Sobre el Quijote ( II, 73) (Poema de estructura áurea)

Es de vidrio la mujer.- Miguel de Cervantes

Es de vidrio la mujer,
pero no se ha de probar
si se puede o no quebrar,
porque todo podría ser.

Y es más fácil el quebrarse,
y no es cordura ponerse
a peligro de romperse
lo que no puede soldarse.

Y en esta opinión estén
todos, y en razón lo fundo;
que si hay Dánaes(1) en el mundo,
hay pluvias de oro también.

Miguel de Cervantes.- Don Quijote de la Mancha, I-cap. XXXIII

1.- Dánae, encerrada por su padre Acrisio en una torre de bronce, fue poseída por Júpiter en forma de lluvia de oro.

Santa amistad.- Miguel de Cervantes

Soneto

Santa amistad(1) , que con ligeras alas,
tu apariencia quedándose en el suelo,
entre benditas almas en el cielo,
subiste alegre a las impíreas salas(2) :

desde allá, cuando quieres, nos señalas
la justa paz cubierta con un velo,
por quien a veces se trasluce el celo
de buenas obras que a la fin son malas.

Deja el cielo, ¡oh amistad!, o no permitas
que el engaño se vista de librea,
con que destruye a la intención sincera;

que si tus apariencias no le quitas,
presto ha de verme el mundo en la pelea
de la discorde confusión primera.

Miguel de Cervantes.- El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (I, 27)

Notas según la edición de Francisco Rico (Editorial Crítica, 2001):

1.- La amistad a la que se dedica este soneto está en correlación con el amor que se glosa en los ovillejos anteriores.
2.- La amistad verdadera, que con alas ligeras, junto con las almas benditas subió alegre al más alto cielo presidido por Dios (impíreas salas), dejando en la tierra (en el suelo) un doble, una falsa verdad (apariencia).

Ausencias de Dulcinea.- Miguel De Cervantes Saavedra

Sierra Morena

Ausencias de Dulcinea

Árboles, yerbas y plantas
que en aqueste sitio estáis,
tan altos, verdes y tantas(1),
si de mi mal no os holgáis,
escuchad mis quejas santas.
………Mi dolor no os alborote,
aunque más terrible sea,
pues por pagaros a escote(2)
aquí lloró don Quijote
ausencias de Dulcinea
……………del Toboso.

Es aquí lugar adonde
el amador más leal
de su señora se esconde,
y ha venido a tanto mal
sin saber cómo o por dónde(3).
………..Tráele amor al estricote(4),
que es de muy mala ralea;
y , así, hasta henchir un pipote(5),
aquí lloró don Quijote
ausencias de Dulcinea
……………del Toboso.

Buscando las aventuras
por entre las duras peñas,
maldiciendo entrañas duras,
que entre riscos y entre breñas
halla el triste desventuras,
………….hirióle amor con su azote,
no con su blanca correa,
y en tocándole el cogote
aquí lloró don Quijote
ausencias de Dulcinea
……………del Toboso.

Miguel de Cervantes.- El Quijote, I, XXVI

Notas al poema de la edición de Francisco Rico, 2001:

1.- altos (árboles), verdes (yerbas) y tantas (plantas), en correlación trimembre. El juego burlesco reside en que se rompe el sistema de referencias (frente a los adjetivos anteriores), y tantas se ofrece como una tmesis que no se completa. El poema es una letrilla, apoyada en la copla de arte real, con la rima dominante en –ote, que se oye como burlesca.
2.- Por pagaros a cuenta, lo que se os debe.
3.- Recuerdo del soneto I de Garcilaso: “A tanto mal no sé por dó he venido”.
4.- A mal traer, sin sosiego
5.- Pipa, cuba pequeña de madera para líquidos o conservas.

Diálogo entre Babieca y Rocinante.- Miguel de Cervantes Saavedra

Diálogo entre Babieca y Rocinante.- Don Quijote de la Mancha

 Diálogo entre Babieca y Rocinante

B. ¿Cómo estáis, Rocinante, tan delgado?
R. Porque nunca se come, y se trabaja.
B. Pues, ¿qué es de la cebada y de la paja?
R. No me deja mi amo ni un bocado.

B. Andad, señor, que estáis muy mal criado,
pues vuestra lengua de asno al amo ultraja.
R. Asno se es de la cuna a la mortaja.
¿Queréislo ver? Miradlo enamorado.

B. ¿Es necedad amar? R. No es gran prudencia.
B. Metafísico estáis. R. Es que no como.
B. Quejaos del escudero. R. No es bastante.

¿Cómo me he de quejar en mi dolencia,
si el amo y escudero o mayordomo
son tan rocines como Rocinante?

Miguel de Cervantes Saavedra

Este soneto cierra el prólogo de la primera parte del Quijote. Aparece entre los poemas agrupados bajo el título Al libro de don Quijote de la Mancha. En esta conversación entre el caballo del Cid y el de don Quijote la ironía de Cervantes raya a gran altura contraponiendo el hambre a los ideales y haciendo un juego de palabras con el nombre de Rocinante para llamar rucios o borricos a los enamorados.

El viejo celoso.- Miguel de Cervantes Saavedra

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Miguel de Cervantes Saavedra

Clásicos Carroggio.- (Barcelona, 1977)

Miguel de Cervantes tanto en sus Novelas Ejemplares como en sus entremeses se ocupará del tema del amor y lo hará desde tres ángulos distintos, del canto al amor joven, del amor en el matrimonio, y desde los celos, el fracaso y el divorcio. Siempre es aventurado suponer algo, pero bien pudiera ser que la experiencia poco feliz del matrimonio de Cervantes se refleje en cierto modo en sus obras. Por lo que sabemos, el autor del Quijote vivió el amor apasionado de la juventud en Nápoles, donde dejó un hijo como fruto del mismo; luego se enredó en Madrid con la joven esposa del tratante asturiano Alonso Rodríguez con la que tendría una hija a la que reconoció mucho más tarde en su casamiento. Y en medio o huyendo de la tormenta, se casará en Esquivias con Catalina de Salazar, dieciocho años más joven, cuando Cervantes cumplía los treinta y siete de edad. A decir verdad, cuando escribió sobre el amor, los celos y el fracaso del matrimonio, experiencia no le faltaba.

s-oFZaVMQUi3f39DT6i93ZdWLFaMgEn el entremés de El viejo celoso, advierte sobre los riesgos de la diferencia de edad y sentencia: “… el setentón que se casa con quince, o carece de entendimiento, o tiene gana de visitar el otro mundo lo más presto que le sea posible.” Y no lo puede expresar mejor, pues, “aunque tartamudo, no lo será para decir verdades…” como escribe en su prólogo a las Novelas Ejemplares en donde confiesa a la pata la llana su tartamudez. Y fiel a su inclinación a decir la verdad no perderá la ocasión en este breve entremés en el que el engaño al viejo celoso se producirá delante de sus mismas narices con el auxilio de una vecina que le proporcionará un joven guapo y apuesto. Así queda en agua de borrajas todos los desvelos del viejo celoso que guarda con siete llaves a su joven mujer y la sobrina de ésta, haciéndoles la vida imposible sin dejarlas salir de casa ni relacionarse con nadie y, como puede suponerse, sin darle a la joven esposa ocasión de satisfacer sus necesidades sexuales, lo que el viejo pretenderá compensar con muchos regalos y vestidos que solamente podrá disfrutar dentro de los altos muros de la casa. Sigue leyendo