El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha
Miguel de Cervantes Saavedra

Primera parte.- Capítulo cuadragésimo noveno
Donde se trata del discreto coloquio que Sancho Panza tuvo con su señor don Quijote
Cuando don Quijote le reconoce a Sancho que sí sentía ganas de comer, beber y hacer del vientre, al escudero le faltó tiempo para responderle y hacerle ver que eso era, precisamente, la prueba definitiva de que no estaba encantado, pues de todo el mundo era conocido que los encantados ni comen, ni beben, ni duermen, ni responden sobre lo que se les pregunta. Don Quijote se resiste a tomar esta prueba por tan concluyente como pretendía Sancho, argumentando que los tiempos y las costumbres cambian. Sancho insiste y le propone probar a salir de la jaula con su ayuda, a lo que accede el caballero.
Empeñada su palabra, don Quijote saldrá de la jaula y se alejará un trecho para hacer sus necesidades. A la vuelta, el canónigo, que junto al cura y el barbero llevaban enjaulado a don Quijote, impresionado por la capacidad del buen juicio de éste en todo lo que no se refiriese a los asuntos de caballerías, le espeta un discurso sobre la falsedad de los libros que tratan de caballeros andantes y le recomienda que se dedique a otras lecturas de más provecho y valor, de donde, en lugar de loco, saldrá “erudito en la historia, enamorado de la virtud, valiente sin temeridad, osado sin cobardía, y todo esto, para honra de Dios, provecho suyo y fama de la Mancha, do, según he sabido, trae vuestra merced su principio y origen” Sigue leyendo →