El Quijote. Lo que se dice sobre el amor
No se anda Cervantes con especulaciones acerca de lo que provoca el sentimiento amoroso, así como sus consecuencias, cuando quiere hablarnos del amor: “la hermosura es la primera y principal parte que enamora” (II,58). Vengan luego otras virtudes y cualidades de la persona; pero la belleza física es lo que primero nos entra por los ojos y lo primero que desata nuestro interés y despierta la atracción. No quiere significar esto que el amor se instale con todo su ser en el alma de quien se extasía con la hermosura recién descubierta, pero sí parece ser ésta la llave que abre con suma facilidad la puerta a tal posibilidad. Y ya en el primer contacto visual se instalarán muchas imaginadas virtudes y muchos deseos sobre el ser de la persona admirada mucho antes de que tengamos ocasión de conocerla. Incluso, es más que probable, negaremos las señales que contradigan las expectativas sobre la idealizada personalidad quien viste la hermosura que nos cautiva.
Se referirá Cervantes, siempre por boca de don Quijote, a la cualidad de la honra como la primera de las virtudes que, siendo adorno del alma, hace hermoso al amor. Y la honra se sostendrá, por supuesto, en la solidez de la buena fama. La belleza, y el tesoro no hollado de esa belleza, se presentará como el motor que impulsará al fogoso e irrefrenable amor.
Pero no podemos ni debemos ignorar la fuerza violenta de la naturaleza irracional del amor cuando la ocasión se presenta, que, según Cervantes, será la misma ocasión la que busque y sirva a los principios de ese amor para ejecutar lo que desea. Y esta tal naturaleza hace que “el amor ni mira respetos ni guarde términos de razón en sus discursos” para alcanzar de este modo “la misma condición que la muerte, que así acomete los altos alcázares de los reyes como las humildes chozas de pastores, y cuando toma entera posesión de una alma, lo primero que hace es quitarle el temor y la vergüenza”(II,58) Sigue leyendo