Don Quijote de la Mancha.- Segunda parte, capítulo vigésimo

El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha
Miguel de Cervantes Saavedra

Segunda parte.- Capítulo vigésimo

Donde se cuentan  las bodas de Camacho el rico, con el suceso de Basilio el pobre

 Después de un tópico amanecer mitológico (elemento liminar del episodio aparecido también en I, caps. 2,47) aparece Sancho roncando y don Quijote manifiesta su envidia por ese dormir a salvo de desvelos, ambición, pompas mundanas, celos ni amores, salvo la exquisita devoción por su rucio. Como en el mundo al revés, “duerme el criado, y está velando el señor”.

Al despertar y desperezarse Sancho Panza, lo primero que aprecia es el fuerte y variado olor a comida que hasta allí llegaba de los que se estaba cocinando en el prado donde se preparaban las bodas del joven y rico Camacho. Don Quijote, tras tacharlo de glotón, dice a su escudero que irán a ver los desposorios por ver qué hace el despechado Basilio, antiguo novio enamorado y pobre de la hermosa Quiteria.

Sancho opina que ante la riqueza de Camacho poco han de valer las artes de Basilio con el “tiro de barra” o la espada, y que para levantar un buen edificio –dice-el mejor cimiento y zanja del mundo es el dinero”.

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