Don Quijote de la Mancha.- Primera parte, capítulo primero

El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
Miguel de Cervantes Saavedra

Primera parte.- Capítulo 1

Que trata de la condición y ejercicio del famoso y valiente hidalgo don Quijote de La Mancha.

El inicio de la novela cervantina, junto con la aventura de los molinos de viento, es uno de los pasajes más conocidos del Quijote por el gran público. En la deliberada ocultación del lugar de nacimiento del hidalgo, ubicado en un lugar indeterminado de una Mancha en extremo diferente a la actual, todo el mundo se siente tentado de interpretarlo más allá de, al menos, la confesada intención de Cervantes de hacer que todos los pueblos manchegos se discutieran la pertenencia y ahijamiento del personaje. Si Cervantes acertó en su intención, creo que los exégetas de la novela no lo están consiguiendo, pero resulta –al menos- estimulante.

Hay dos cuestiones de peso planteadas nada más iniciarse la obra; una, la ascendencia judía de Miguel de Cervantes y la huella de la cultura judía en el Quijote; otra, la ubicación de la patrria del hidalgo. En la primera, abundan pasajes a lo largo de toda la novela y ya en el primer capítulo nos muestra algunos indicios; de la segunda, cabe la conjetura de suponer la topografía del Quijote como una cuestión meramente literaria, cabiendo la misma acción en otros paisajes peninsulares o probablemente inspirados en la meseta y montañas leonesas, de donde –y según explícitamente declarará Cervantes en el Quijote- eran oriundos sus ascendientes. En ese sentido, La Mancha, como sobrenombre de don Quijote, podría aludir, más que a un lugar geográfico, al origen judío o manchado del propio Cervantes, quien se identifica con el personaje hasta en sus más pequeños rasgos físicos y psicológicos.

Especulaciones aparte, el primer capítulo nos presenta la vida y ocupaciones de este hidalgo venido a menos, viéndolo dedicado al ocio y la lectura más que a la atención del gobierno y administración de su hacienda. Las lecturas que ocuparán la atención enfermiza del hidalgo Quijada, Quesada o Quijana –que en esto también se muestra el autor ambiguo- serán las novelas de caballería, a las cuales, o algunas de ellas, se sentía bien dispuesto incluso a darles fin mediante la pluma: …y muchas veces le vino deseo de tomar la pluma y dalle fin al pie de la letra…, intención que cambió por la de concluirlas mediante la misma acción caballeresca protagonizando las aventuras que leía.

Las primeras profesiones que se mencionan son las del cura y el barbero, ambos también buenos lectores de libros de caballería y con los que discutía las bondades de unos y otros. Curiosamente, el primer personaje que se cita es el del Cid Campeador, poniéndolo en merecimiento y valor muy por detrás de otro caballero, Bernardo del Carpio, del que se dice derrotó a Roldán en Roncesvalles. El caso es que el héroe Ruy Díaz de Vivar, personaje histórico glosado y mitificado por la tradición y literatura castellana, aparecerá por detrás en valoraciones y reconocimientos a Bernardo del Carpio, leonés y héroe de leyenda de la tradición caballeresca.

La pérdida del juicio e inicio de la locura se fundamenta en la obsesión por la lectura que le consumía el sueño. Se pasaba las noches en vela entregado a las fantasías de las novelas caballerescas, de manera que dichas fantasías se recrearon en su imaginación interpretándolas y dándoles forma como reales. La enfermedad del hidalgo sigue fielmente el patrón de la medicina de raíz galénica: el poco dormir es una de las causas de que disminuya la humedad del cerebro, potenciándose la imaginación y la facilidad de caer en manía, que es una destemplanza caliente y seca del cerebro. Por eso nos explican cómo don Quijote bebía un gran jarro de agua fría y quedaba sano y sosegado.

Nos encontramos, pues, a un hidalgo ya rematado el juicio al que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra como para el servicio de la república, llevar a efecto la decisión de resucitar el antiguo y desaparecido ejercicio de la caballería andante. Recuperará las armas de sus bisabuelos, las limpiará, arreglará o compondrá como mejor pueda y decide abandonar su realidad de Alonso Quijano para crear y vivir la realidad del caballero andante don Quijote de la Mancha.

Al hilo de los nuevos nombres hay que notar que no es su nombre el primero que inventa, lo que asegura vino a costarle ocho días* después de que diera con el del caballo, un viejo rocín bautizado como Rocinante para dar a entender que si antes fue rocín, ahora ya será, en Rocinante, el caballo de más alta gloria consagrado a las más altas aventuras. Después del caballo y, como hemos dicho, tras ocho largos días de cavilaciones, encontrará en don Quijote de la Mancha su propio nombre. Por último, llegará a caer en la cuenta de la necesidad de una dama a la que amar y ofrecer sus victorias, y echando mano de una aldeana del Toboso de la que, de joven, anduvo algo enamorado, transformó su nombre de Aldonza Lorenzo en el de Dulcinea del Toboso, encontrándolo todo a gusto y bien dispuesto para sus fines, con lo cual cumple el primer capítulo.

González Alonso
*Ocho días son los que, en la tradición judía, han de pasar para dar nombre al recién nacido, siendo el octavo el día del bautizo y circuncisión de los varones.

6 comentarios en “Don Quijote de la Mancha.- Primera parte, capítulo primero

    • Será un placer contar con tu presencia, Pepa. El tema es muy amplio y, como dices bien, apasionante. Espero encontrar muy gratos momentos en este recorrido con la ayuda de quienes, como tú, aporten sus opiniones. Siempre gracias. Salud.

      Me gusta

  1. Paso por aquí porque ando enfrascado en la lectura del Quijote; me picó el gusanillo al ver tu página, Julio.

    ¿Qué puedo decir? No entiendo mucho de literatura. Sí puedo disfrutarlo. Lo primero que me sorprende es su narración; diría que es casi poesía. Sobre todo por la belleza que adquiere todo el lenguaje que emplea.

    Por otra parte, la frescura y soltura, manejando diferentes planos como narrador; me sorprende. Me parece una lectura básica para aprender sobre la narración.

    Y todo ello con un toque de fantasía relajante y estimulante para el lector; además de un humor muy desenfadado. Me parece el Quijote un personaje tan trágico como divertido ( quizá eso refleje muy bien el drama de la existencia humana ).

    Seguiré comentando por aquí mis impresiones, conforme vaya acompañando al genial y maravilloso loco en sus andanzas.

    Un abrazo, amigo.

    Le gusta a 1 persona

    • Amigo Raúl:

      Puedo asegurarte que la lectura del Quijote mejorará tu capacidad narrativa; puedo advertirte de lo adictivo que resulta ser y que a esta lectura inicial le seguirán otras, con otro sosiego y voluntad, de las que siempre hallarás disfrute, conocimiento y modo de sorprenderte. Puedo decirte que me hace feliz tu compañía y que me gustará contar con tus opiniones sobre tus lecturas, como la que aquí nos dejas y de la que destacaré -de cuanto cuentas tan acertadamente- la percepción del Quijote como una obra poética. El Quijote es poesía, en su lenguaje, intención y los sentimientos que remueve entre aspas de molino, rebaños de ovejas, gigantes, odres de vino, cuevas de Montesino y amenas novelas pastoriles llenas de amores imposibles, desgraciados o de finales felices.

      Tu observación es muy buena y viene a coincidir con lo que pensaba Manuel Azaña, sobre el cual y su libro Cervantes y la invención del Quijote, del que he dejado una reseña en este cuaderno y en el de Lucernarios, digo: Me interesó, de manera particular, la imagen que nos deja de un Quijote como torrente poético alimentado por la tradición (pag.41), y me pareció muy lúcida la aclaración de que si la mitad del Quijote proviene de la experiencia realista, de la observación, de un designio satírico y costumbrista, la otra mitad aprisiona los frutos de una elaboración poética, asimilada por el pueblo, de más antigüedad que su expresión literaria en el romancero, tal como lo conocemos.(pag.42)

      Entiendo que este aspecto del Quijote, el poético, merece más de un artículo y que me gustaría intentar alguno de ellos. Pero de cuanto dejas subrayado, te darás cuenta que no sólo hay, sino que son también posibles cientos de ponencias, artículos y comentarios. Es algo muy estimulante.

      Espero aprender de tu compañía en la lectura de la obra cumbre de Miguel de Cervantes. Si te inspira algún poema, ya sabes que puedes enviármelo para publicarlo en el espacio de Poesía CerBantina. Gracias por estar aquí y haberte picado la curiosidad, amigo Raúl. Con un abrazo.
      Salud.

      Me gusta

  2. Pingback: Capítulos I-X – El Quijote: memorias de ayer y hoy

Replica a Raúl Muñoz González Cancelar la respuesta