Yo sé que muero.- Miguel de Cervantes Saavedra

Yo sé que muero

Yo sé que muero, y si no soy creído,
es más cierto el morir, como más cierto
verme a tus pies, ¡oh bella ingrata!, muerto,
antes que de adorarte arrepentido.

Podré yo verme en la región de olvido,
de vida y gloria y de favor desierto,
y allí verse podrá en mi pecho abierto
cómo tu hermoso rostro está esculpìdo.

Que esta reliquia guardo para el duro
trance que me amenaza mi porfía,
que en tu mismo rigor se fortalece.

¡Ay de aquel que navega, el cielo escuro,
por mar no usada y peligrosa vía,
adonde norte o puerto no se ofrece!

Miguel de Cervantes.- Don Quijote de la Mancha, I Parte, capítulo 34.

Nota.- Soneto con ciertos ecos de Garcilaso

Mal agüero.- Julio González Alonso

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Mal agüero
cuando grita el muchacho:
¡Nunca más la verás, nunca en tu vida!

Mal agüero
cuando corren los galgos
con tantos cazadores tras la liebre.

Dulcinea
sólo estará en tus lágrimas,
mordiscos de tu amor, llaga del tiempo.

Mal agüero
los lobos por la Mancha
del caballero andante derrotado.

¡Don Quijote,
no es cristiana la fe
que alimenta creer en los agüeros!

Las quimeras
huyen de la locura
como huye Dulcinea del Toboso
de tu sueño.

No hay caballero andante
por sierras ni por valles ni por trochas.

No hay pastor
en los montes, ni  ovejas ni pastoras.

Ya la muerte se acerca.
Duro está el alcacel para zampoñas.

González Alonso
Sobre el Quijote ( II, 73) (Poema de estructura áurea)

Es de vidrio la mujer.- Miguel de Cervantes

Es de vidrio la mujer,
pero no se ha de probar
si se puede o no quebrar,
porque todo podría ser.

Y es más fácil el quebrarse,
y no es cordura ponerse
a peligro de romperse
lo que no puede soldarse.

Y en esta opinión estén
todos, y en razón lo fundo;
que si hay Dánaes(1) en el mundo,
hay pluvias de oro también.

Miguel de Cervantes.- Don Quijote de la Mancha, I-cap. XXXIII

1.- Dánae, encerrada por su padre Acrisio en una torre de bronce, fue poseída por Júpiter en forma de lluvia de oro.

Santa amistad.- Miguel de Cervantes

Soneto

Santa amistad(1) , que con ligeras alas,
tu apariencia quedándose en el suelo,
entre benditas almas en el cielo,
subiste alegre a las impíreas salas(2) :

desde allá, cuando quieres, nos señalas
la justa paz cubierta con un velo,
por quien a veces se trasluce el celo
de buenas obras que a la fin son malas.

Deja el cielo, ¡oh amistad!, o no permitas
que el engaño se vista de librea,
con que destruye a la intención sincera;

que si tus apariencias no le quitas,
presto ha de verme el mundo en la pelea
de la discorde confusión primera.

Miguel de Cervantes.- El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (I, 27)

Notas según la edición de Francisco Rico (Editorial Crítica, 2001):

1.- La amistad a la que se dedica este soneto está en correlación con el amor que se glosa en los ovillejos anteriores.
2.- La amistad verdadera, que con alas ligeras, junto con las almas benditas subió alegre al más alto cielo presidido por Dios (impíreas salas), dejando en la tierra (en el suelo) un doble, una falsa verdad (apariencia).

Ausencias de Dulcinea.- Miguel De Cervantes Saavedra

Sierra Morena

Ausencias de Dulcinea

Árboles, yerbas y plantas
que en aqueste sitio estáis,
tan altos, verdes y tantas(1),
si de mi mal no os holgáis,
escuchad mis quejas santas.
………Mi dolor no os alborote,
aunque más terrible sea,
pues por pagaros a escote(2)
aquí lloró don Quijote
ausencias de Dulcinea
……………del Toboso.

Es aquí lugar adonde
el amador más leal
de su señora se esconde,
y ha venido a tanto mal
sin saber cómo o por dónde(3).
………..Tráele amor al estricote(4),
que es de muy mala ralea;
y , así, hasta henchir un pipote(5),
aquí lloró don Quijote
ausencias de Dulcinea
……………del Toboso.

Buscando las aventuras
por entre las duras peñas,
maldiciendo entrañas duras,
que entre riscos y entre breñas
halla el triste desventuras,
………….hirióle amor con su azote,
no con su blanca correa,
y en tocándole el cogote
aquí lloró don Quijote
ausencias de Dulcinea
……………del Toboso.

Miguel de Cervantes.- El Quijote, I, XXVI

Notas al poema de la edición de Francisco Rico, 2001:

1.- altos (árboles), verdes (yerbas) y tantas (plantas), en correlación trimembre. El juego burlesco reside en que se rompe el sistema de referencias (frente a los adjetivos anteriores), y tantas se ofrece como una tmesis que no se completa. El poema es una letrilla, apoyada en la copla de arte real, con la rima dominante en –ote, que se oye como burlesca.
2.- Por pagaros a cuenta, lo que se os debe.
3.- Recuerdo del soneto I de Garcilaso: “A tanto mal no sé por dó he venido”.
4.- A mal traer, sin sosiego
5.- Pipa, cuba pequeña de madera para líquidos o conservas.

Diálogo entre Babieca y Rocinante.- Miguel de Cervantes Saavedra

Diálogo entre Babieca y Rocinante.- Don Quijote de la Mancha

 Diálogo entre Babieca y Rocinante

B. ¿Cómo estáis, Rocinante, tan delgado?
R. Porque nunca se come, y se trabaja.
B. Pues, ¿qué es de la cebada y de la paja?
R. No me deja mi amo ni un bocado.

B. Andad, señor, que estáis muy mal criado,
pues vuestra lengua de asno al amo ultraja.
R. Asno se es de la cuna a la mortaja.
¿Queréislo ver? Miradlo enamorado.

B. ¿Es necedad amar? R. No es gran prudencia.
B. Metafísico estáis. R. Es que no como.
B. Quejaos del escudero. R. No es bastante.

¿Cómo me he de quejar en mi dolencia,
si el amo y escudero o mayordomo
son tan rocines como Rocinante?

Miguel de Cervantes Saavedra

Este soneto cierra el prólogo de la primera parte del Quijote. Aparece entre los poemas agrupados bajo el título Al libro de don Quijote de la Mancha. En esta conversación entre el caballo del Cid y el de don Quijote la ironía de Cervantes raya a gran altura contraponiendo el hambre a los ideales y haciendo un juego de palabras con el nombre de Rocinante para llamar rucios o borricos a los enamorados.

El viejo celoso.- Miguel de Cervantes Saavedra

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Miguel de Cervantes Saavedra

Clásicos Carroggio.- (Barcelona, 1977)

Miguel de Cervantes tanto en sus Novelas Ejemplares como en sus entremeses se ocupará del tema del amor y lo hará desde tres ángulos distintos, del canto al amor joven, del amor en el matrimonio, y desde los celos, el fracaso y el divorcio. Siempre es aventurado suponer algo, pero bien pudiera ser que la experiencia poco feliz del matrimonio de Cervantes se refleje en cierto modo en sus obras. Por lo que sabemos, el autor del Quijote vivió el amor apasionado de la juventud en Nápoles, donde dejó un hijo como fruto del mismo; luego se enredó en Madrid con la joven esposa del tratante asturiano Alonso Rodríguez con la que tendría una hija a la que reconoció mucho más tarde en su casamiento. Y en medio o huyendo de la tormenta, se casará en Esquivias con Catalina de Salazar, dieciocho años más joven, cuando Cervantes cumplía los treinta y siete de edad. A decir verdad, cuando escribió sobre el amor, los celos y el fracaso del matrimonio, experiencia no le faltaba.

s-oFZaVMQUi3f39DT6i93ZdWLFaMgEn el entremés de El viejo celoso, advierte sobre los riesgos de la diferencia de edad y sentencia: “… el setentón que se casa con quince, o carece de entendimiento, o tiene gana de visitar el otro mundo lo más presto que le sea posible.” Y no lo puede expresar mejor, pues, “aunque tartamudo, no lo será para decir verdades…” como escribe en su prólogo a las Novelas Ejemplares en donde confiesa a la pata la llana su tartamudez. Y fiel a su inclinación a decir la verdad no perderá la ocasión en este breve entremés en el que el engaño al viejo celoso se producirá delante de sus mismas narices con el auxilio de una vecina que le proporcionará un joven guapo y apuesto. Así queda en agua de borrajas todos los desvelos del viejo celoso que guarda con siete llaves a su joven mujer y la sobrina de ésta, haciéndoles la vida imposible sin dejarlas salir de casa ni relacionarse con nadie y, como puede suponerse, sin darle a la joven esposa ocasión de satisfacer sus necesidades sexuales, lo que el viejo pretenderá compensar con muchos regalos y vestidos que solamente podrá disfrutar dentro de los altos muros de la casa. Sigue leyendo

Espinela numérica cervantina.- Julio González Alonso

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Espinela numérica cervantina

Hacer trajes es de  sas-               3
Y nadie, como  ning-                    1
Cervantes, siempre oport-           1
Vistió héroes y pillas-                   3

Fue generoso en desas-              3
Y del amor fue vo-                        0
En nada fue chapu-                      0
Del verbo que en él halla-            6

Que aunque manco lo encontra-  6
Diestro fue en lengua y  a-           0

González Alonso

Ovillejos.- Miguel de Cervantes Saavedra

Ovillejos

¿Quién menoscaba mis bienes?
Desdenes.
¿Y quién aumenta mis duelos?
Los celos.
¿Y quién prueba mi paciencia?
Ausencia.
De ese modo, en mi dolencia
ningún remedio se alcanza,
pues me matan la esperanza
desdenes, celos y ausencia.

¿Quién me causa este dolor?
Amor.
¿Y quién mi gloria repugna?
Fortuna.
¿Y quién consiente en mi duelo?
El cielo.
De ese modo, yo recelo
morir deste mal estraño,
pues se aumentan en mi daño
amor, fortuna y el cielo.

¿Quién mejorará mi suerte?
La muerte.
Y el bien de amor, ¿quién le alcanza?
Mudanza.
Y sus males, ¿quién los cura?
Locura.
De ese modo, no es cordura
querer curar la pasión,
cuando los remedios son
muerte, mudanza y locura.

Miguel de Cervantes Saavedra
El Ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (I-XXVII)

El ovillejo es una estrofa inventada por Cervantes que nos la presenta en este capítulo del Quijote. A lo largo de la historia de la Literatura muy diversos autores la han practicado. Podéis encontrar algunos ejemplos de ovillejos en:

Ovillejo de la mujer y el vino
Proclamas en ovillejos

Busco en la muerte vida

[ ]Mira que el que busca lo imposible, es justo que lo posible se le niegue, como lo dijo mejor un poeta, diciendo:

Busco en la muerte vida,
salud en la enfermedad,
en la prisión libertad,
en lo cerrado salida
y en el traidor lealtad.
Pero mi suerte, de quien
jamás espero algún bien,
con el cielo ha estatuido
que, pues lo imposible pido,
lo posible aún no me den.

Don Quijote de la Mancha, I, cap. 33
No se conoce el autor de esta copla de arte real.